¡Hola a todos! ¿cómo están? espero que muy bien, disfrutando de sus lecturas o de lo que sea que estén haciendo. Yo por mi parte estoy muy contenta de estar una vez más acá, escribiendo para ustedes y para mi.
Hoy les traigo una entrada muy especial y que me hacía mucha ilusión escribir, ya que además de ser el inicio de espero muchas más entradas, da pie a una nueva sección en el blog.
¡Espero que lo disfruten y nos leemos en los comentarios!
Como dije en la introducción de la entrada, esta es una muy especial porque en esta les vengo a contar como vuelvo a encarar una parte de mí que hace tiempo que tenía abandonada.
La escritura es algo que por lo general me sale fluido pero a la vez me cuesta mucho concretar. Es como dicen, no hay peor crítico que uno mismo y eso me jugaba mucho en contra. No eran solo los típicos comentarios auto-boicot, sino que en la segunda o tercera lectura que hacía de los capítulos ya escritos sentía que o perdía el hilo o me costaba ponerme en la piel del personaje. Me costaba separar lo que era escritor/protagonista y a veces quería darles una actitud completamente distinta a la mía y en cierta parte se terminaba diluyendo. Aunque eso viene a otra entrada, lo que callamos los escritores amateurs (?
Hace unas semanas atrás vi un vídeo al azar en youtube sobre hábitos (que si encuentro se los comparto por las redes) que hablaba de como hacer de un habito cosas que nos gustaban pero que nos costaban hacer. La chica daba ejemplos a lo pavo como la higiene personal, el peinarse por la noche, etc. y también como con un poco de tiempo al día, el que pudieras darle, le dieras el espacio a algo que quisieras y que no te animabas a hacer. Con esto, empecé todos los días a escribir, dar forma a tramas que solo tenía guardas en mi cabeza y que plasmadas en una hoja o en la computadora adquirían una dimensión que no creía capaz.
La primera noche, que es cuando le doy oportunidad a la escritura, escribí todo un capítulo que fue basura. Solo deje la mente en blanco y los dedos tipear, no era importante el contenido si no más bien ver de cuanto era capaz, cuanto tiempo le podía dedicar a algo antes de cansarme. Cuando terminé estaba completamente compenetrada con la historia, con miles de personajes distintos que podían aportarle a la obra más sabor y sustancia, y sobre todo me sentía contenta al ver que le había dedicado una hora. Una hora completa a algo sin distracciones, solo la escritura, la música y yo.
La segunda noche fue cuando las cosas se complicaron.
El cansancio, el estrés, entre otras cosas me tenían la cabeza podrida al punto de que no quería saber nada con pasar una hora escribiendo, pero estaría fallando a groso modo con lo importante del asunto y lo que inicio todo: el habito. Yo quería habituarme a escribir una hora por lo menos cada noche, no importaba si era para el blog o para mi. Solo necesitaba relajar la mente, dejar los dramas afuera y enfocarme en una cosa que me hiciera feliz. Entonces hice el esfuerzo.
Desde ese día las cosas fueron distintas.
No solo me habitúe a escribir, a pensar las cosas detenidamente, a esquematizar situaciones y a construir las relaciones entre los personajes, etc. La escritura, al menos para mi, es un proceso que encierra varias etapas. Es como que, en lo personal, no puedo hacer una sola cosa sino que debo hacer varias que en conjunto forman un total. Y de eso también les quería hablar, de como los hábitos se volvieron una rutina de escritura de la que disfruto.
Antes de empezar, esto no promete ser una guía a seguir ni nada definitivo. Otra de las cosas interesantes de la escritura es que a medida que vayas escribiendo más y más algunas rutinas cambian, se agregan y sacan cosas, etc. Es un proceso agotador pero divertido al mismo tiempo.
1) Tiempo: lo primero que le agregué a mi rutina es tiempo. Queda medio obvio y estúpido ya que desde ya es importante darle tiempo, pero lo que cambia es como le das ese tiempo. No es lo mismo sentarse a escribir con tres millones de cosas en la cabeza, pensando en escribir cien páginas y ya. Sino que tenes que darle el tiempo que se debe y merece. Cuando me siento a escribir ya todos duermen, el cansancio lejos de adormilarme me despeja la mente y estoy con un estado de ánimo que se presta para la imaginación. No hago las cosas apuradas sino que dejo fluir y después corrijo.
2) Espacio: otra cosa importante es el espacio que le das en tu vida a la escritura. Si haces mil cosas, si no tenes tiempo para escribir es mejor que dejes remojando la idea y la desarrolles más adelante. La escritura necesita que estés completamente en ello. Otro tipo de espacio es el físico, el lugar donde a vos te queda más cómo escribir. Yo no puedo estar sentada en la mesa o en el escritorio durante una hora porque después no me muevo de las contracturas, así que me pongo mis almohadas con mis sabanas nuevas y me pongo con la historia.
3) Cabalas: siendo sincera no soy muy cabalera, pero hay cosas que atraen la suerte y la suerte siempre es necesaria para la hora de escritura. Es como que el proceso llama a ciertas cosas necesarias. Si la telaraña cerebral me agarra antes de tiempo, pinta café. Si mis ojos quieren morir, gotitas. Si estoy escribiendo al protagonista, música turbia. Si escribo al crush, BTS. Si escribo sus encuentros alguna balada. Queda claro que la música es algo que inspira, una cabala necesaria, para mi proceso de escritura.
4) Orden: con esto me refiero tanto al espacio, como la cabeza y los sucesos. En mi caso, la ansiedad me puede y pienso capítulo por capítulo lo que no puede faltar y a eso le agrego lo que vaya surgiendo en ese momento, como visualizo el lugar siendo yo la protagonista narradora. De esa manera al final leo todo y me fijo si todo fluye y no hay trabas en el camino. La lista de capítulos puede variar porque hay cosas que funcionan mejor antes o después de determinada cosa, elementos que se necesitan dejar en slow burn. A esta altura ya tengo todo el primer libro y mitad del segundo.
5) Re-lectura: Todos sabemos que es más que necesario leer y releer lo que escribimos para corregir y seguir avanzando. Pero la cantidad de veces afecta de manera negativa. Mientras más veces releas, más ganas vas a tener de cambiar cosas, sacar y sumar, y al final la hora se te pasó y tu cerebro pide un impass, no terminas de sumar nada nuevo y eso ralentiza todo. En mi caso solo hago relectura cuando finalizo un capítulo, una sola vez, corrijo lo que me de la gana y sigo.
¡Hola!
ResponderBorrarCoincido totalmente, el hábito es lo más importante.
Sin presiones, pero con la constancia de sentarte a una hora determinada a escribir se obtienen resultados.
¡Qué vicio la relectura! Borrar y borrar y borr...
Cuando me doy cuenta de que estoy volando demasiadas cosas (y es probable que me arrepienta después) guardo el archivo con otro nombre.
Conclusión: empiezo en el el xx, sigo con xx1, xx11, xx12... xx99 y contando.
Lo que tampoco es recomendable ;)
¡Hola! Yo estoy trabajando mi hábito, suelo ser bastante desorganizada así que es un tema un poco complicado para mí pero sí que es importante encontrar el tiempo que comentas y el espacio.
ResponderBorrar¡Un abrazo! =)